De la inmensa variedad de insumos peruanos conozco, conocemos pocos, muy pocos. Mi madre hace unos años compro mashuas, inspirada por un carismático cocinero. Mi primera reacción fue de desconfianza. Tímidamente empezaron a aparecer en la sopa y parecían destinadas a quedarse ahí.
Hace 6 años de vuelta a casa de mis padres, más comprometida con mi nuevo hogar y con mi salud me decidí a aprender sobre esta inmensa lista de la que tanto escuché y poco probé. En esta temporada he encontrado tres variedades de mashua y con entusiasmo estamos haciendo cada vez más intentos. Un resultado comestible ya es un inmenso logro. Mama cocina muy bien, yo hago las compras y soy investigadora y cazadora en internet.
